Aunque el autoconvencimiento es uno de los recursos que más utilizo cuando Josep propone alguna actividad que despierta mi interés, en el caso de la vía Aranya al Serrat de les Garrigoses no me fue necesario emplearlo, y desde el primer momento todo apuntaba a que iba a acertar: vía de grado asequible (IV+, V sostenidos con algún paso puntual de V+), no excesivamente larga, previsión de día espléndido inusual para esta época del año y, día laborable, lo que prácticamente nos aseguraba que íbamos a estar solos en este sector de Montserrat. En fin, ideal para reemprender contacto después de 4 meses sin hacer vía larga y disfrutar de mi día libre.

Y así fue, al menos hasta la R4.

Martes, 10 Noviembre de 2015

Tras encontrarnos a las 8.30h en Collbató nos dirigimos al parking de inicio del camino que lleva a les Coves del Salnitre, el cual tenemos que seguir para la aproximación a la vía; una prohibición de acceso por desprendimientos recientes nos alerta, aunque en ningún momento se restringe la escalada, por lo que seguimos con nuestro objetivo.

A las 9.30h estamos en el pie de vía: los dos primeros largos se suceden sobre fisuras, placas, diedros para llegar a la R2 sin dificultades; buena roca a excepción de algún tramo algo suelto. Después, un tramo al ensamble y un largo de 25 mts nos sitúan en la R4.

Josep inicia el siguiente largo y se percata a medida que progresa que no le cuadra con la reseña de la vía, que reviste más dificultad de la que cabría esperar; efectivamente, desde la R advierto a la derecha una indicación en pintura blanca que marca realmente por donde transcurre l’Aranya y entonces Josep me pregunta si prefiero que baje y retomamos la vía correcta. Digo que no, que si él lo ve factible pues adelante, aún a pesar de que ya intuyo la dificultad que se avecina sólo con verle a él escalar el largo.

Me arrepentiré de mi osadía a los pocos metros, cuando me encuentro con pasos expuestos de grado que me supera con creces y no sé como acometer,  y con el agravante de un terreno muy descompuesto; es el territorio hostil para mí del 6a, que voy superando penosamente intento tras intento, ayudándome de la cuerda y de la baga que utilizo para anclarme y descansar al alcanzar el siguiente seguro y evitar caer lo que voy subiendo, a modo de artificial cutre; en alguno momentos no me queda más remedio que buscar pasos alternativos más asequibles para mí y así también voy resolviendo. Así y después de un buen rato supero los largos hasta llegar a la R final.

Son las 15.30h pasadas y no hay tiempo que perder, así que a buscar la instalación de rápel que encontramos unos metros más adelante. Agotado pero eufórico por haber sido capaz de superar esos dos largos, me relajo ya pensando en el descenso; iluso de mí, entonces Josep plantea rapelar hasta la R4 donde nos hemos desviado y hacer los largos que no hemos hecho de l’Aranya. No sirve de nada advertirle que estoy hecho polvo, que se va a hacer de noche… ¿Por qué no sé decir que no?…Pues nada, visto y no visto nos plantamos en la R4.

Josep hace rápidamente el L5 de l’Aranya y salgo yo subiendo también lo más rápido que puedo; el siguiente largo es un diedro tumbado magnífico que se puede proteger bien y que Josep resuelve perfectamente; a mí me cuesta un poco más a pesar de ser un IV+, el cansancio hace mella y me lo tengo que ir mirando bien. Después “sólo” queda superar unos pasos de V-V+ para los que necesitaré varios intentos pero que al final logro ejecutar decentemente hasta llegar de nuevo a la R final.

Se está poniendo el sol; iniciamos el descenso y en cuatro rápeles contrarreloj estamos en el camino de pie de vía. Regresamos al parking a la luz del frontal.

Después de cuatro meses ya me hacía falta esa sensación de satisfacción que te da superar tus propios límites y en la jornada de hoy la he vuelto a experimentar. Vuelvo a estar “enganchado”…

Hasta la próxima…